El dolor como aliado

El dolor como aliado

Foto Luciana Ognibene

La irrealidad es la única causa del sufri-miento. El dolor no es un problema sino la herramienta que nos indica que estamos fuera de la realidad. Si la realidad no fuera dolorosa nunca podríamos diferenciar lo que es real de lo que no lo es y viviríamos siempre en una mentira.

Solemos confundir sufrimiento con dolor cuando son dos cosas muy diferentes. El dolor es una señal del cuerpo, nos indica aquello que va mal, aquello que tenemos que atender y cambiar. Una vez atendido, una vez integrado el dolor desaparece porque ya ha cumplido su misión. Tanto en lo físico como en lo emocional el dolor es una ayuda para mantenernos en el camino de nuestro desarrollo y crecimiento. Cuando nos peleamos contra lo que es, cuando no admitimos una parte de nosotros o de los demás, cuando tratamos de que las cosas sean como nosotros queremos que sean y no como mejor nos ayudan, entonces el dolor aparece para indicarnos que nos estamos perjudicando. En la cultura en la que nos hemos educado hay una gran tendencia a evitar el dolor en vez de escucharlo, y cuando evitamos el dolor, cuando cerramos los ojos al camino de nuestra vida entonces el dolor permanece o incluso se hace más intenso, como un amigo que nos gritaría cada vez más fuerte si distraídos nos acercásemos a un precipicio. También la cultura nos enseña a aferrarnos al dolor porque se ha asociado a ser buenos, cuanto más dolor más nos ganamos el cielo dice, en mi opinión de una manera un tanto distorsionada, una línea de la tradición judeo-cristiana. Tanto cuando evitamos ciegamente el dolor como cuando nos agarramos a él para conseguir algo el dolor se transforma en sufrimiento.

Al dolor hay que simplemente escucharlo, cuidarlo y reconocerlo como parte de nuestra inteligencia corporal que va mucho más allá de nuestra inteligencia cognitiva tan vulnerable a las mentiras recibidas, especialmente en la infancia cuando somos tan dependientes y tan vulnerables. Cuando escuchamos al dolor y volvemos a la realidad el dolor desaparece, se desvanece una vez cumplida su misión. Cuando nos enfrentamos a él o lo evitamos, entonces, con enorme paciencia y amor, permanece junto a nosotros hasta que es escuchado.

Irreal es pensar que las cosas van a producirse sin que yo haga nada, que alguien me tiene que querer porque yo le quiero a él (o a ella), que yo se mejor que el Universo como deberían ser las cosas, que las cosas están bajo mi control si le doy muchas vueltas, que mis creencias son las únicas verdaderas, que… tantos y tantos otros pensa-mientos a los que nos empeñamos en agarrarnos. La causa del sufrimiento son todas estas creencias irreales y el juicio permanente que hacemos sobre nuestro alrededor. Cuando juzgamos algo como malo nos desviamos del camino del equilibrio (cada cosa tiene tanto de positivo como de negativo, los mismos electrones que protones), nos desviamos de la Unidad(somos Uno con todo), nos enredamos en creencias construidas que nos bloquean y nos impiden sacar la enseñanza implícita en cualquier experiencia que ponemos en nuestra vida. El dolor nos saca de esta tendencia y nos obliga a hacer un plante-a-miento, a plantarnos ante todas las mentiras que nos decimos y hacer algo diferente. Ese algo que podríamos hacer es utilizar el dolor, por ejemplo, de la siguiente forma:

1. Pararnos a sentir la sensación de dolor, ¿dónde se pone ese dolor en el cuerpo? ¿qué sensación física acompaña a ese dolor emocional?
2. Siente la sensación, abre tu cuerpo a ella, escúchala, es la manera de tu cuerpo de comunicarse contigo, siéntela, es sólo una sensación, no es ni buena ni mala, solo una sensación.
3. Deja que las emociones que aparezcan fluyan, no las retengas, date permiso para la tristeza, la rabia, el miedo… escucha y cuida de esa parte de ti y dale permiso para sentir lo que siente.
4. Deja que esa energía acumulada salga fuera, sin exigencias, sin objetivos, simplemente escucha y siente, deja que eso que ya no te hace falta se vaya.

Puede parecer simple pero nuestra mente, está preparada para procesar las mentiras que nos decimos y volver al camino, deja que ocurra y, si no puedes solo, ya sabes, busca ayuda, hay veces que las cosas están tan arraigadas que necesitamos un profesional que nos ayude a descubrirlas y a deshacernos de ellas.



  1. De tan sencillo es hasta elegante. Lo malo es que se nos olvida con facilidad.
    XXX

  2. He leído detenidamente tu entrada, dices que la irrealidad es la única causa del sufrimiento, entre otras muchas cosas similares.
    Hablas mucho sobre el dolor, tanto físico como emocional.
    El dolor físico aparece, pero ¿cómo?. ¿cómo se puede amar un dolor físico, si te hace daño?.
    El emocional es más díficil de superar, lo tenemos en la mente siempre, desde que ocurrieron las cosas que nos hicieron daño, y esas cosas no se olvidan, aunque no las queramos recordar, a veces se recuerdan, y mucho.
    Ahora me gustaría contestar a los tres supuestos que pones en tu entrada.
    1.- Creo que es muy díficil pararnos a sentir esa sensación de la que hablas; sí sabemos donde se pone el dolor en el cuerpo,al menos yo lo sé y lo he sabido; no comprendo la última pregunta de esta parte, ligas la sensación fisica con el dolor emocional, y creo que son dos cosas diferentes.
    2.- A que sensación te refieres, ¿al dolor?, el dolor se siente por sí solo, no hay que abrir el cuerpo para sentirlo, y ya se comunica con el cuerpo por sí solo, el dolor se siente profundamente, tanto en el cuerpo como en el alma.
    3.- Es fácil dejar que las emociones fluyan; he llorado mucho, y, a veces, ahora también lloro; siempre me escucho, y siento, no hay que dar permiso para sentir, el sentimiento lo llevamos dentro, y fluye solo, no hay que sentir nada para eso.
    4.- Esto es fácil de decir, la energía que llevamos dentro siempre sale, no hay que escucharla, sale por sí sola; bien con agresividad, con miedo, o cualquier otra causa similar.
    No sé si te va agustar mi comentario, pero esto es lo que siento y pienso, tú sabes que soy sincera y digo las cosas muy claras, y me gusta ser así.
    Un besito, no te enfades.

  3. Hola Demófila, el dolor hace daño porque si no doliese no descubriríamos que nos indica. Si no nos doliese el brazo al romperse no nos enteraríamos de que está roto y seguiríamos haciendo cosas que podrían pejudicar la enfermedad. El dolor es una señal y si una señal es muda entonces no serviría de nada.

    El dolor emocional, al que principalmente se dedica el post es difícil de superar, sin duda, las cosas quedan grabadas para que en el futuro podamos evitar lo que ha sido detectado como peligroso o dañino. Pero la mayoría de las veces esos peligros son del pasado y en el pasado las cosas ya no nos puedes atacar. El problema es que en el sistema limbico, donde quedan grabadas esas memorias no existe pasado-presente-futuro, solo presente y por eso aunque ya no es útil el aviso, porque el peligro ya ha pasado y no se va a repetir, sigue avisándonos.

    La liberación de ese dolor que es inútil (ya no somos niños y no nos van a pegar ni a abusar de nosotros, por ejemplo) se basa en descargar la energía asociada y cambiar la memoria limbica y para ello es el ejercicio que propongo. El problema es que a veces queremos agarrarnos a ese dolor porque sentimos que merecemos ser resarcidos por ello, que merecemos una disculpa, que merecemos que se nos devuelva el tiempo perdido y, aunque eso es cierto, no es posible. No podemos recuperar lo que se perdio y no depende de nosotros que la persona que lo hizo se disculpe. Lo único que depende de nosotros es dejar partir esa energía y ser libres. Recuerda que en el post anterior hablabamos de que nosotros construimos nuestro futuro y que a lo que le pones energía lo atraes, si siempre estamos “recordando” entonces eso es lo que tendremos.

    En cuanto a la práctica:

    1. La emoción siempre tiene un correlato físico en el cuerpo, va siempre acompañada de una sensación. El objetivo es sentir la sensación para poder deshacer la energía asociada a la emoción, si podemos sentir la sensación con amor (es decir, sin peligro) le mandamos el mensaje al sistema limbico de que ya no es peligrosa, de que ahora eso esta bien y no es necesario estar en alerta ante ello. No son dos cosas diferentes Demófila, están íntimamente asociadas.

    2. A lo que tú llamas dolor es a lo que yo llamo sufrimiento, esa sensación que se sufre yo invito a que se sienta, sin juicio buena o mala, solo una sensación que se siente, es tu juicio la que la convierte en sufri-miento.

    3. Si tú te das permiso para sentir, para llorar, etc. genial, seguro que después de hacerlo te sientes mucho mejor. Hay otras personas que no se lo permiten, para ellas es especialmente este punto, para que puedan hacer lo mismo que tú.

    4. La energía sale pero a veces en una espiral, cuando la sacas con agresividad, que es lo que has dicho otras veces que tú haces, solo estás generando más energía, sueltas a la vez que guardas más, porque mientras tú estás agresiva el sistema limbico sigue entendiendo peligro y sigue en alerta total con lo que no se deshace nada sino que se arraiga más. Esa es la gran diferencia, escucharse con amor y sentir la sensación sin buscar venganza, restauración, que el otro pague, etc. etc. es la única posibilidad de ser libres y cambiar nuestra situación te tensión.

    Y por último, es muy importante que aprendas que mereces ser querida aunque opines diferente, aunque me insultes, aunque te defiendas, pase lo que pase siempre merecemos amor. El día que me enfade por algo que tú dices me estarás haciendo el regalo de darme cuenta que yo tengo un problema con eso que dices y, si me enfado, recuérdame que puedo sentir la sensación de enfado en el cuerpo, escucharla, abrirle un espacio y dejarla ir…

    Un abrazo y gracias por tus palabras sinceras.

  4. …..Pero duele, de que sirve tanta teoria, si al fin y al cabo, duele, como aviso, como quiera que le llames, pero duele y cuando duele como bien dice “lara” y demofila nos olvidamos de las teorias.

    Duele uf cuanto duele

  5. Intento abrirme a la sensación física, que en mi caso estos días es un poco de ansiedad, opresión en el pecho, latidos más fuertes de lo habitual, nerviosismo… Pero no se va, yo diría que aumenta cuanto más la escucho. El problema es que no sé qué dolor emocional es el que está asociado. Puede que sea la rabia contenida durante muchos años y que no termina de salir. Llevo 4 días con esta ansiedad que no se marcha, le abro paso, la escucho, pero incluso después de intentar hacer meditación, sigue ahí, vuelve y me recuerda que hay algo que no va bien. Pero no logro saber qué es, cuál es ese dolor emocional del que hablas.

  6. Hola, gracías por tu extensa contestación.
    Solo voy a hacer una pregunta, me gustaría que me la contestaras.
    ¿Has sufrido alguna vez duramente y con cosas tan duras que te parten el corazón?.
    Yo creo que el sufri-miento, lo da eso, el sufrir mucho, desde tu niñez, y aunque lo guardes en el sistema límbico, a veces resurgen sin quererlo. Eso no se puede evitar.
    Yo lloro, he llorado, y a veces lloro ahora, y como dices, me quedo en la gloria, pero eso consuelo de un momento, porque la vida sigue, y con la vida vienen los sufri-mientos.
    No sé nada deteorias, no he estudiado psicólogia, pero creo que sé bastante de lo que es sufrir desde casi mi nacimiento, y eso no se olvida, ni tampoco se perdona, porque el daño queda impreso en el alma, y la cicatriz que queda, queda para siempre.
    Un beso para todos los habituales de este blog, y para tí, Avatar, un beso mucho más grande.

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