Relación entre habla y comida

Relación entre habla y comida

Desde el principio de nuestra vida, una de las competencias principales que debemos tener es la de poder comer, esto que parece tan fácil y algo “de cajón” es una acción complicada, a nivel neurológico, de coordinación y de fuerza. ¿habéis pensado alguna vez que absolutamente todas las personas nada más nacer tenemos que comer? es verdad que la naturaleza es demasiado sabia y ya venimos preparados para ejercer esta tarea tan importante para nuestra supervivencia, pero es algo que antes no lo habíamos hecho (aunque practicamos en el útero desde la 16 semana de gestación, succionando y deglutiendo liquido amniótico) y además después de pasar de un medio acuático a un medio aéreo.  De manera que, para mamar, abrimos la boca unos 180º aproximadamente, los labios evertidos, abarcando toda la areola con la boca, la lengua pasa y cubre la encía inferior haciendo un movimiento de ordeñe.  En este momento podemos tragar y deglutir, ya que la laringe se encuentra a la altura de la primera vertebra. 

Así que desde que nacemos hasta los 6 meses, nos estaremos alimentando de leche materna o de formula.  A partir de esta edad, el rápido crecimiento y desarrollo es necesaria más energía y nutrientes de la que nos puede proporcionar la alimentación exclusiva de leche, de modo que tendremos que empezar a comer alimentos sólidos.  En este hito dentro del desarrollo humano, también se da un cambio de estructuración tanto a nivel neurológico, como físico.  Cuando tomábamos leche teníamos una estructura y posicionamiento diferente,  ahora la laringe esta mas abajo, a partir de la vertebra C3, esto nos posibilita que podamos hablar, pero no podremos tragar y respirar como antes. También salen los primero dientes, por lo tanto ya podemos masticar (al principio alimentos muy blanditos como papillas) acción que podremos ir especializando a medida que vayan saliendo más piezas dentarias. La lengua se posiciona en el paladar en la zona posterior de los incisivos superiores sin tocarlos y a partir de ahí se genera la deglución, todo este funcionamiento ira acompañado con un buen sellado labial. A veces, este paso de un tipo de deglución a otra no se da de una manera correcta, deriva en deglución atípica y por consiguiente en problemas de mal posicionamiento dentario y la mayoría de las veces en problemas articulatorios de los fonemas de nuestro idioma.

Me gustaría que también tengamos en cuenta que usamos lo mismo órganos tanto para comer como para hablar. Así que el desarrollo de la alimentación se hace de forma paralela al pensamiento, simbolización, comprensión, expresión y articulación del lenguaje (aunque el desarrollo lingüístico dura toda la vida).

En estos últimos años, los logopedas hemos podido observar que está habiendo un incremento en este tipo de dificultades, quizá por la vida frenética que tenemos los padres y por tanto nuestros hijos, sin darnos el tiempo necesaria para tener una dieta equilibrada y adecuada. También puede ser porque nos hemos vuelto un poco vaguetes para cocinar (cada vez en el mundo hay menos personas que nos gusta cocinar), pero es verdad que vemos en consulta a niños con 5 o 6 años que aún mantienen el biberón, o que se siguen alimentando con papillas porque no se hizo el cambio de alimentación en el momento oportuno. 

Todo esto nos lleva a una anatomía orofacial laxa, mordida abierta, paladar ojival, mal posicionamiento e interposición lingual con falta de fuerza para hacer articulaciones continuadas, necesarias para poder decir palabras y frases, problemas respiratorios y más adelante, problemas de lectoescritura (no nos olvidemos que escribimos y leemos como hablamos).

Lo increíble es que la voz de alarma no la suelen dar los pediatras, suele ser el colegio el que da el primer aviso, o las mamás cuando empiezan los niños en infantil y empiezan a hacer una comparativa con otros niños de la misma edad. 

En cualquier caso, este tipo de problemas siempre serán abordados por los logopedas y en diferentes instancias por profesores, ortodoncistas, otorrinos, etc.

Raquel Huertas

Logopeda Avatar Psicólogos



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