
Rendirse ante otra persona
Es un placer inmenso rendirse completamente a otro ser humano… con la seguridad de que no te va a dañar.
Poder mostrarte vulnerable ante alguien sabiendo que va a cuidar tu bienestar es una de esas cosas que no tienen precio. Sentirte seguro al lado de alguien, poder bajar las defensas, poder mostrarte sin temor a ser juzgado, sin miedo a que lo que expreses sea utilizado en tu contra, sentirte aceptado en tu totalidad…
Los juicios y las defensas suelen tener que ver con nuestros miedos y el miedo ahoga el amor que somos para sumergirnos en densas nubes de tormenta.
Es más fácil amar cuando nuestras necesidades están satisfechas. Cuando pensamos que el otro tiene obligación de satisfacerlas empezamos a enjuiciar y a alejarnos de la verdadera conexión con el otro ser humano para empezar a tratarlo como una cosa a la que usar para llenar nuestros vacíos y miedos. Como ha dicho mi compañera Mariela Mazza al compartir en el grupo esta reflexión “Tú eres tu lugar seguro, a partir de ahí el mundo”.
Cuídate, trátate bien y observa que necesitas en vez de poner tu atención fuera. Cuando te sientas seguro contigo, completo contigo, entonces podrás disfrutar de las relaciones de una manera mucho más plena, más satisfactoria, más desde el corazón al corazón porque no serán necesarias las defensas del ego. Si estás en presencia contigo, si has observado y mimado tus heridas hasta sanarlas, ya no temes que el otro pueda dañarte, así que no hay motivo para cerrarte ante él y también puedes convertirte en esa persona tan valiosa con la que el otro pueda vivir esa intensa experiencia de rendirse y abrirse.

Si todavía te pesan tus defensas, obsérvalo, acarícialo, se dulce contigo. La persona herida, la que busca fuera, es solo un niño, un niña, que no sintió sus necesidades satisfechas. Cuida con dulzura a ese niño, abrázalo, llévalo a tu corazón. Fue en el pasado cuando necesitaste que alguien de fuera lo hiciera por ti, eras muy pequeño, no tenías recursos. Ahora eres un adulto completo, ahora puedes hacerlo para ti. Ahora puedes crear relaciones en las que compartir tu plenitud, tu amor, tus dones, en vez de usar tus relaciones para ocultar tus miedos, para satisfacer necesidades insatisfechas.
Así deberían ser las relaciones de tu vida. Valora a las personas con las que puedes sentir eso, rodéate de esas personas, cuida a esas personas que son un tesoro. Y trata de convertirte en esa persona para los demás, si el otro puede rendirse ante ti en paz también tú sentirás un gozo inmenso.
La calidad de nuestra vida depende de la calidad de nuestras relaciones, porque nuestras relaciones auténticas estimulan la expresión de esa fuente de amor que reside en nuestro corazón.
Antonio de Dios González
Dedicado con cariño y agradecimiento a las personas de mi vida con las que puedo rendirme.
El miedo y la inseguridad nos lleva a buscar llenar nuestras carencias cuando tenemos los recursos para empoderarnos y cerrar nuestras propias heridas, sin mostrarnos vulnerables a los demás porque si lo hacemos le estamos dando el poder, nos hacen un cliché y por mucho que evolucionemos nos van a seguir viendo y tratando como el animalito herido que ellos cuidaron. Si nuestro crecimiento y evolución han sido coherentes podemos decirle “perdona, pero le estas hablando a otra persona, yo ya no soy esa a la que te refieres y no me reconozco en tus comentarios” le hemos quitado el poder para siempre. Sin embargo una evolución sin concluir nos puede llevar ante una situación similar a una pérdida de autoestima al sentirnos enjuiciados y sin recursos aún para enfrentar el ataque, se siente aún con el poder. por eso si una persona nos genera inseguridad evitar el cuerpo a cuerpo, no mostrar nunca las debilidades, los egos se alimentan de vencer estas guerras pírricas y es tanto el daño que pueden causar que no se limita a una persona se convierte en un comportamiento grupal que puede llevar a enfermar a la víctima, si no sabe salir a tiempo de ese ambiente, aunque sean sus amigos de toda la vida, basta con que uno con ascendente sobre los demás y un fuerte Ego empiece la función para que todo cambie y te des cuenta cuando ya es tarde para cambiar el rumbo. Asi que como nos señala nuestro Maestro solo podemos rendirnos tranquilos con aquellos que sabemos que no van a hacernos daño, cuando tenemos nuestras necesidades cubiertas, cuando ya no somos vulnerables, cuando ya no somos atractivos para ningún Ego, porque no encuentra ninguna fisura por donde entrar.