Nubes grises
Hoy es un día de esos que amanecen tan grises que despiertas con las gafas de mosca tan acopladas que ni te das cuenta de que las llevas.
No ha ocurrido nada malo, simplemente unos pedacitos de exceso de trabajo, unos trocitos de falta de sueño que te recuerdan la edad que tienes y sus consecuencias (no quiero ni imaginar como se puede levantar la gente que además de trasnochar bebe alcohol o toma otro tipo de venenos), una cama que tantos años después resulta algo extraña y unas gotas en la ventana anticipo de un día gris.
Hoy es un día de los otros, de los opuestos al de hace exactamente una semana.
Pero sólo hace falta un poco de consciencia, un poco de compromiso con uno mismo, un poco de capacidad de elección para coger esas otras gafas que has dejado en la mesilla. Y entonces, recuerdas que la falta de sueño se debe a un encuentro con personas con las que te descubres hablando entre grandes risas de cosas que… ¡pasaron hace 20 años! Y que la noche anterior fue por celebrar un año de desencuentro que, obviamente, se ha transformado de nuevo en encuentro y donde sobran los regalos porque el más preciado no ha dejado de estar siempre dentro, en el SER, y ahora, en el “estar”, se materializa hermoso ante tus ojos.
Con las nuevas gafas recuerdas que un simple mensaje de móvil enviado desde un lugar cómplice fue capaz de iluminar una larga espera a una de esas cenas.
Y que asistir a una lección que ya habías oído antes se transforma cuando te colocas en el lugar del principiante, sacando entre líneas un montón de mensajes nuevos.
Y claro, también te das cuenta que los pedacitos de exceso de trabajo en realidad son una elección que te apasiona mientras desarrollas esa misión que ya sabes que es “tu misión”, incluso en ese instante empiezan a venir a borbotones nuevas ideas que te llevan a sentarte con ilusión delante del ordenador y… ¿donde estaba el cansancio? Mientras te haces consciente de que en unas horas comerás con la gente que quieres, con la familia, esas personas que con sus enseñanzas, sus errores, su enorme esfuerzo y, sobre todo, con su incondicional cariño te han ayudado a ser quien eres.
Te das cuenta de la suerte que tienes de poder elegir en tu vida, de que es verdad que eres un elegido, aunque esas gafas que llevas ahora puestas te recuerdan de inmediato que hay cosas que no son suerte, que son trabajo, disciplina, elecciones, compromiso… y crece en ti la sensación de plenitud, de satisfacción y recompensa por el esfuerzo realizado.
Y entonces, no se sabe muy bien por qué, empiezas a darte cuenta de que eres capaz de disfrutar de las bellas y caprichosas formas de esas nubes grises. Que incluso si en vez de mirar hacía arriba miras hacía abajo descubres un verde intenso (que luce tan bonito gracias a la ayuda precisamente de esas nubes) rodeando al azul del agua que tantos recuerdos de infancia trae a tu memoria.
Así el día se ilumina, como si la luz que falta fuera estuviese manando a borbotones desde dentro, el cansancio del cuerpo te lleva a imaginar como cuidarlo de una manera creativa y así, en unos instantes, tu día es completamente diferente a como empezó y la vida tiene otro color.
ESO ES los Elegidos.
llevo 6 meses diciendote …
EN MI MODESTA OPINION, LOS DOS PARES DE GAFAS SON NECESARIAS,LO INTELIGENTE ES SABER PONERTE UNAS U OTRAS EN EL MOMENTO ADECUADO, PARA DISFRUTAR TANTO DE EL SOL COMO DE LAS NUBES, PUES GRACIAS A ESOS DIAS APRENDEMOS A CAMINAR POR LA VIDA.
Ayer, mientras mantenía una conversación con una de las personas más importantes para mi, me demostró que, sin saberlo,ella siempre tiene las gafas de abeja puestas, aunque el cielo esté cubierto de nubes grises, ella hace que un rayito de sol las atraviese, aunque el viento le impida caminar, ella avanza, aunque su cara sea el espejo de su sufrimiento, siempre tiene una sonrisa, aunque la vida no la haya tratado como se merece, ha tenido fuerza de voluntad para seguir adelante. Hoy he probado a ponerme las gafas y lo primero que he sentido es una voz interior que me grita: -despierta ya!!!-.
El domingo tras un fin de semana de trabajo intenso, de entrega, de compartir con todos y cada uno, me sentí como si hubiese gestado y parido. Pero miré mis manos, descubrí que nada había en ellas y sentí ese mismo vacio en mí…tantas emociones habían surgido, la contención al resto…un solo abrazo que hubiese recibido en ese momento hubiesen llenado ese vacio inmenso….pero ya no había nadie….las lágrimas recorrieron mis mejillas…sentía como se deslizaban y tomé consciencia de cual era en ese momento mi elección. Tomé mis gafas de abeja y la luz comenzó a surgir de mi interior….Deje salir mi magia y la casualidad me hizo un regaló una vez más…. “Aquí vive una Princesa, habitación encantada”
Tus nubes grises convocan tormentas a mi lado y así me voy hacia la cama hoy, como tú saliste de ella ayer. Lo peor es que desde mi ventana la oscuridad de la noche no me permite descifrar figuras en las nubes ni divisar el verde del suelo, sólo veo cómo el negro se apodera de todo. Pero, como tú, busco otras lecturas y me viene a la mente la idea de dualidad del universo, por lo que entiendo que éste debe ser el electrón de ese protón que andaba suelto demasiado feliz por mi vida. He oído que cuando dos emociones opuestas y complementarias, una positiva y una negativa, se unen en perfecto equilibrio, acaban aniquilándose entre sí y de ellas nace el amor y la luz. Esto me basta por hoy para que, sean unas u otras las gafas que esta noche quieran acompañarme, hagan que mis sueños abran una pequeña luz para el nuevo amanecer. Buenas noches, felices sueños.
Anonimo 1, yo soy elegido, tu también…
Anónimo 2, tu opinión es, además de modesta, muy sabia, es verdad que son necesarias las dos, cada una para su momento. Ahora, el mundo en el que vivimos creo que está lleno de las de mosca así que un poquito de elección a las de abeja no está nada mal y nos permite disfrutar más. Las de mosca vienen solas!!!
Loose, estoy seguro de que cuando despiertes podrás sacar toda esa luz que llevas dentro y que está siempre oculta tras nubes de miedos y limitaciones. Ahora si, avisanos cuando lo hagas que nos pongamos gafas… de sol!!!
Anonimo 3, a ti no te identifico, pero si pone “aqui vive una princesa”… es que debes serlo! y estoy seguro que llegarán esos abrazos, cuando sean de verdad.
Y Cristina, tú tienes luz para transformar días grises, noches cerradas, derretir gafas de mosca y lo que sea! Nos das luz a los demás y no solo eso, nos das también calor, ese que hace que te sientas seguro y lleno de vida.
es que hay dias que te levanta y por la ventana entran nubes grises que se convierten en energia para maginar nuevos proyectos, y es que entre los nubes grises se puede ver el cielo azul, el canasancio es una sensancion de falta de ilusion, cuando nos llega nueva idea a la cabeza nos olvidamos del sueño y nos acordamos de que estamos aqui para lo que estamos, disfrutar de lo que hacemos con la gente que queremos y que nos quieren.
ese dia es un dia especial, quiza un dia que fue elegido por la fecha.
fue elegido por todos que pueden poner las gafas y empezar a elegir con quien y donde quieren estar hoy.
eso es para el anonimo uno
y tu eres elegido por el echo de reunir todas las conidiciones de vivir y estar donde tu quieres.
hay elegidos que se esconden detras de la cortina, hay que darles tiempo ya saldran….