Traspasar el miedo es más eficaz de defenderlo o justificarlo
Últimamente compruebo cómo la gente, pacientes, amigos y supongo que yo mismo, es consciente de sus miedos cuando se los señalo. Admiten que es solo miedo, que no tiene sentido y entonces dicen… “pero” y empiezan a defender o justificar de mil maneras su comportamiento defensivo. Cuando hacemos eso la creencia que sostiene el miedo, la mentira que un día construimos, sigue cristalizada, fijada en nuestra vida robándonos un montón de vivencias fantásticas que eliminamos y sustituimos por las restricciones que impone el miedo. Un miedo que nos defiende pero… ¿De qué? ¿Cuál es la amenaza real por la que renunciamos a nuestra libertad y nuestro gozo?
nuestra vulnerabilidad y falta de recursos, resultó muy peligroso y construimos unas defensas que ahora nos limitan. Incluso, a veces, seguimos tratando mal a ese niño que llevamos dentro conviertiéndose nuestro miedo en la causa de la amenaza. Quizá nos sentimos rechazados y ahora somos nosotros los que nos rechazamos, nos juzgamos o nos abandonamos, reproduciendo hoy lo que ya pasó, trayendo el pasado al presente, viviendo en el pasado.
Conecta contigo mismo, trátate con dulzura y amor, siente el miedo y deja que pase. No dejes que tu miedo te guíe, píllate justificándolo o defendiéndolo y date cuenta que es tu niño interior el que tiene miedo, cógete de la mano y acompaña a esa parte asustada de ti a través del miedo. Siéntelo en el cuerpo, deja que pase mientras te dices palabras bonitas y reconfortantes que te acompañen (exactamente igual que harías si te encontraras un niño lleno de miedo en la calle).
Hazlo así y serás libre, regálatelo, te lo mereces. Eres amor, vine en amor, vive el presente, has luchado mucho ora llegar hasta aquí, repito, te lo mereces.