Un abrazo que desafía al tiempo
Esta noche he tenido una experiencia muy bonita. Ha sido en sueños, pero a mi me ha sabido tan intenso como la realidad.
En mitad de un sueño en el que iba corriendo de un sitio para otro, me he cruzado con otra persona que también vivía deprisa. Dos personas que se cruzan mientras van cambiando de un objetivo a otro tan rápido que no hay lugar para el momento. No se muy bien por qué, me he parado y he gritado su nombre sin siquiera saber quien era. Entonces esa persona se ha girado y me ha abrazado intensa y profundamente. Y en ese abrazo he podido despedirme de ella, de corazón a corazón, de quien no tuve ocasión de despedirme como debiera.
Y eso me ha recordado que cuando abrace a alguien a quien quiero, lo haga parando el tiempo y con el corazón abierto. Porque nunca se sabe si tendré ocasión de volver a verla en esta vida, nunca se sabe si los caprichosos caminos de nuestra experiencia volverán a cruzarse algún día.