No existen las relaciones tóxicas
No existen las relaciones tóxicas, solo dos personas heridas cuya vibración les conecta.
Y al encontrarse se abren dos caminos:
– Uno es el del ego, donde los niños heridos pedirán que el otro se haga cargo de sus necesidades insatisfechas y cubra sus expectativas infantiles.
– Otro es el de la esencia, el que te ha llevado a ese encuentro revolucionario en el que descubrir que el otro no puede darte nada que no seas capaz de darte tú a ti mismo primero.
La paradoja es que si el otro cubre tu necesidad de niño a corto plazo te sentirás muy bien pero seguirás dependiendo del otro para tu bienestar y estarás estancado en ese niño asustado que siempre necesitará que un adulto le cuide.
Si, por el contrario. el otro no te da lo que a tu niño le falta éste se enrabietará y provocará caos. Pero eso te obliga a responsabilizarte tú de cubrir esa necesidad insatisfecha y, desde ahí, ser libre para crear relaciones maduras entre adultos satisfechos. Seguramente este es un camino mucho más difícil y tu miedo te dirá que tu malestar tiene que ver con lo que el otro hace o no hace, pero hay una parte muy sabia de ti que organizó ese encuentro para darte la oportunidad de vivir una experiencia evolutiva que te lleve a otro nivel en tus relaciones.
Y, de nuevo la paradoja, cuando te sientas satisfecho por ti mismo sin necesitar que los demás cubran tus necesidades, entonces comprobarás como los demás estarán encantados de ofrecerte eso que parece que ahora se te escapa entre los dedos. Cuando ya no hay necesidad y estamos completos la vida despliega todos sus regalos para nosotros de manera mucho más profunda y generosa que desde nuestro miedo podamos imaginar.
Y no mereces menos que tener relaciones enriquecedoras, libres y satisfactorias.
Antonio de Dios González