La conexión
Se aprende mucho de las personas que están en fase previa a morir. La muerte es la gran maestra de la vida. Uno aprende que el trabajo no es lo que llena en el final de cualquier vida. Lo que realmente llena es la CONEXIÓN: la conexión con personas, lugares, momentos, la conexión es la Vida. Uno puede estar muerto en vida, sin conexión. La tecnología punta nos hace creer que estamos conectados, cuando en realidad no es así. La verdadera conexión se produce a través de circuitos bioeléctricos sutiles y es lo que sientes cuando conectas con algo o con alguien y te estremece. Este estremecimiento permite que todas tus fibras de luz vibren y entonen. Cuando algo o alguien te estremece, te está tocando para que suenes como el que toca un instrumento, para que entones tu canción al Universo. Al igual que las anguilas a través de descargas eléctricas se comunican entre ellas. Los seres humanos a través de los sistemas toroidales electromagnéticos y de información cuántica, se comunican entre sí y con la realidad, generando señales e impulsos que cuando uno aprende a reconocerlos se hace con un mapa de inmenso valor relacionado a sus movimientos evolutivos y sentido de vida.
La biología sabe y reconoce el camino. Este estremecimiento es una señal, una señal de reconocimiento importante para la evolución individual y colectiva. La conexión nos guía a través de la coherencia cardíaca, del pulso de nuestro corazón, del pulso maestro. Constantemente tenemos señales de conexión hacia lugares, personas… En vez de seguir estas señales uno prefiere la comodidad de lo conocido, lo planificado, lo establecido y así poco a poco las personas mueren en vida…
Cuando estás cerca de personas en fases degenerativas y previas a la muerte, de lo que hablan, de lo que se acuerdan y recuerdan (volver al corazón) es de la conexión. Si algo te estremece dirígete a ello sin dudarlo, ahí está tu tesoro, tu clave única. Las personas suelen tener miedo a estremecerse porque ello conlleva SER, abriendo a manifestarse el lado más vulnerable de uno, sin embargo todos en el fondo de sí mismos buscan esta señal que les recuerde que están vivos. Cuanto más fuerte sea la señal de estremecimiento, la conexión, más rápido palpita el corazón. Porque el corazón reconoce el camino, el corazón ya eligió el camino. La conexión no la encontraras comprando nada, ni asegurando nada, ni concretando nada. La encontraras en tu corazón, en cada latido. Toma el pulso en tu muñeca y solo siente…siente hacia donde late tu corazón y ten la humildad de aceptarlo, reconocerlo y honrarlo. Entonces y sólo entonces, serás libre.
Conecta, estremécete, vive.
Sandra Fernández
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