¿El niño interior forma parte del ego?
Esta pregunta me la hizo una paciente hace unos días y he querido compartirla con vosotros porque me parece muy interesante. Hoy, estimulado por la situación que tenemos, que nos está permitiendo explorar maneras de comunicación diferentes a las “normales”, voy a responder a través de un vídeo.
En definitiva:
– El niño interior es el creador de las estrategias que conformarán nuestra personalidad, eso que llamamos ego. Cuanta más sensación de “peligro” viviese ese niño más radicalmente estaremos manejados por nuestras reacciones defensivas inconscientes.
– Cuando somos manejados por el ego estamos respondiendo con los recursos de un niño a los retos que la vida nos pone delante, nuestras estrategias defensivas suelen ser muy poco evolucionadas y por eso no son la mejor respuesta ante los acontecimientos actuales. Por un lado estamos percibiendo peligros que podrían serlo para un niño pero que no lo son para un adulto y, por otro, los recursos de ese niño son mucho más limitados que los que ahora tenemos como adultos.
– Como lo que ocurrió cuando éramos niños se graba en una estructura cerebral muy básica e inconsciente que reacciona más de medio segundo antes de que nuestra parte inteligente se active, cuando un estímulo es identificado como amenazante por esa estructura reacciona con los recursos que grabamos ahí cuando éramos niños. Es decir, ante esas situaciones particulares reaccionamos como niños asustados, por mucho que ahora seamos adultos llenos de recursos. Estamos secuestrados por esas reacciones automáticas e inconscientes que en vez de resolver el peligro o incrementan.
– Cuando nos sentimos mal tendemos tendemos a tratarnos a nosotros mismos de la misma manera que aquel niño sufrió de sus referentes (padres) cuando no tenía recursos:
+ Ante el dolor nos distraemos, tratamos de hacer cosas para no oír el miedo que ruge en nuestro interior: ABANDONO.
+ Rechazamos los síntomas de ansiedad (miedo) que tenemos y nos despreciamos por estar así, deseando que esos síntomas desaparezcan: RECHAZO
+ Tomamos atajos para evitar el dolor, dejando que nuestra vida sea gobernada por nuestros miedos en vez de por nuestros valores: TRAICIÓN
+ Nos juzgamos a nosotros mismos y nos despreciamos por sentir ese malestar: HUMILLACIÓN
+ Pedimos a los demás que nos atiendan de manera especial, cómo si fuéramos niños en vez de adultos, exigiendo cosas que no damos y poniendo al otro (que nos ve como adultos) en situaciones imposibles de resolver porque si me sobreprotege y me trata como un niño no me estará dejando crecer y tomar las riendas de mi vida y, si no me da lo que quiero, tengo contra él una rabieta propia de un niño asustado: INJUSTICIA
Tenemos la posibilidad hoy de superar de esas ataduras del pasado que nos esclavizan para poder vivir con libertad el presente. Hoy podemos dejar de buscar la solución fuera y conectar, a través de nuestra presencia en el cuerpo, con lo más profundo de nosotros mismos, transmitir amor a esa parte de nosotros que sintió miedo y grabó que no era capaz de afrontarlo recordando y repitiéndonos:
Mi AMOR es más fuerte que mi miedo
Antonio de Dios González
* He tomado como ejemplo las heridas descritas en el libro “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo” de Lise Bourbeau